Intentando escribir en el aire los pasos
de un emocionado baile donde se adivina
la tímida sonrisa complacida de unos labios
callados que todo lo dicen.
Una gitana al oír los “jipíos” se queda
observando y como un resorte levanta
girando los pies, brazos,
contorsionando
su cuerpo, el abanico
corpiño verbena
revoloteando los
lazos de seda y de rosas
cuajados.
Su pelo ya suelto, catarata de negra melena,
que contrasta con sus finas muñecas como dos
blancos nardos, se cimbra al viento dejando
a su paso un vacío de aire que ahoga el
suspiro de un gitano que está mirando el
anárquico ritmo desbocado de placeres no
imaginados.
Que dulce es la tortura del deseo capaz de
traicionar hasta el destino hallando camino
clandestino de tu cuerpo desde la corola
hasta la raíz para llegar al éxtasis del placer.
Baila baila gitano
mío.
Tu baile es majestuoso de suave cantoneo
música de arrogancia pasiones , celos,
y desafío.
Se oyen tacones, y mientras tanto, se percibe
el murmullo que en
estertores, la gitana,
cuerpo de ébano crujiendo cintura sin poder
evitarlo.
Contigo soy capaz de lo que sea no me importa
lo que venga porque ya se a dónde voy.
Autora. Rosalía. R.R.
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