Este poema hermoso, no lo he escrito yo.
lo ha escrito la vida para llenar mis ojos,
para cargar de sueños mi loco corazón
para mostrarle al mundo que la belleza
existe desde el
momento mismo que te
ame en vida y después de la muerte.
Desde que fuiste madrecita adorada.
Guardo la llave de tu ausencia y
melancolía en mi existencia
porque tu muerte no es muerte,
es más que un amor incondicional.
Cada día de mi vida está empapado de ti,
de tu voz, de tu sonrisa, de tu presencia,
de tu mirada,
de ese pedacito enorme de cielo que
dios me regalo.
“mamá, gracias por ser tan mía”
A veces te busco en mi cuarto vacío,
en cada flor de mi jardín,
miro al cielo y tus
ojos luminosos
me miran, pero al verte sonreír,
también sonríe el
alma mía.
Madrecita cada día al despertar
eres la bella flor de mis mañanas.
Autora. Rosalía. R.R.
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