Tu mirada me hipnotiza y estoy
atrapada sin salida.
Qué bello es el amor cuando es
correspondido.
Siempre te amare en todas las lenguas,
seguiré saboreando y viendo como la
espuma de un buen champán segrega
de tus poros sabiendo a mí.
Tu ADN traspaso la barrera de mi ser.
Se adueñó de mis manos,
de mis labios, de mi
aliento, de mi lengua.
Es la sangre que emerge de tu piel
Corriendo por mis venas.
Llegaste pero ya no
te vas,
haz raíz, haz tu hábitat en mi
ya no soporto ni un día sin tu calor.
Llévame a la cama y déjame acariciar
tu desnudez
interpretando bellos poemas
geográficos de tu cuerpo prohibido,
inmoral, inconfesable, irresistible
alcanzando el paraíso
perdido.
Con tu amor quiero formar un mar
enfurecido con grandes tormentas y
tempestades.
Quiero formar un cielo con nubes de algodón
que acunen nuestros cuerpos con erótica
pasión.
Castígame con la furia y el desdén de tus
excitantes besos.
No te arrepientas por
haber dejado
tus labios apoyarse sobre los míos para
sentir el dulce sabor de tus besos que son
más dulces que la miel cuando me besas
y me vuelves loca.
Bésame, pero bésame fuerte
como si te fuera la vida en ello,
como si el amor fuera
lo más bello,
bésame, como cuando
alumbras
las palabras y letras
de un poema.
Recorreré cada
pliegue de tu cuerpo,
cada parte de ese
tesoro escondido,
cada recodo inexplorado de tus caderas.
Ahora sí guardare silencio.
Autora. Rosalía R. R.
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