jueves, 12 de junio de 2014

ADN

Tu mirada me hipnotiza y estoy
atrapada sin salida.
Qué bello es el amor cuando es
correspondido.
Siempre te amare en todas las lenguas,
seguiré saboreando y  viendo como la
espuma de un buen champán segrega
de tus poros sabiendo a mí.
Tu ADN traspaso la barrera de  mi ser.
Se adueñó de mis manos,
 de mis labios, de mi aliento, de mi lengua.
Es la sangre que emerge de tu piel
Corriendo por mis venas.
Llegaste  pero ya no te vas,
haz raíz, haz tu hábitat en mi
ya no soporto ni un día sin tu calor.
Llévame a la cama y déjame acariciar
tu desnudez  interpretando  bellos poemas
geográficos de tu cuerpo prohibido,
inmoral, inconfesable, irresistible
alcanzando  el paraíso perdido.
Con tu amor quiero formar un mar
enfurecido con grandes tormentas y
tempestades.
Quiero formar un cielo con nubes de algodón
que acunen nuestros cuerpos  con erótica
pasión.
Castígame con la furia y el desdén de tus
excitantes besos.
No te arrepientas  por haber dejado
tus labios apoyarse sobre los míos para
sentir el dulce sabor de tus besos que son
más dulces que la miel  cuando me besas
y  me vuelves loca.
Bésame, pero bésame fuerte
como si te fuera la vida en ello,
 como si el amor fuera lo más bello,
 bésame, como cuando alumbras
 las palabras y letras de un poema.
 Recorreré cada pliegue de tu cuerpo,
cada parte de ese  tesoro escondido,
cada recodo inexplorado de tus caderas.
Ahora sí guardare silencio.
Autora. Rosalía R. R.




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