He llegado a la
conclusión que ya me
siento casi lista
para salir de los
escombros.
No hay nada que lo
impida.
Sé que mi
metamorfosis también
puede ser hermosa.
Caminaba por un
sendero oscuro y
de repente vi algo en
el suelo que
llamó mi atención.
Me fui acercando
lentamente y
era la oruga
desvanecida.
Lo más hermoso que
mis ojos jamás
habían visto.
Se arrastraba de
manera viscosa
dejando un reguero de baba por doquier,
frágil, lagrimosa, derretida por algún
desprecio.
Muy delicadamente la
guardé en
el lado izquierdo de
mi pecho donde se
encuentra mi corazón.
Fue el inicio de una
metamorfosis
convertida en
mariposa de ternura
infinita, sublime,
bello color, enigmática
encerrando toda su
belleza desbordante
de espíritu noble pintando los labios
con polen de las
flores regalando el
perfume de las rosas.
Ella lleva su belleza
escondida en el
fondo de su ser, con
lágrimas
cristalizando en
fuerza para continuar
caminando descalza
sin prisa sobre
la tierra abrazada y
danzando con el
viento sintonizando
el silencio.
Por fin veo el tiempo
de sacar a
la niña ingenua que
aun habita en mí
para darle paso a la
mujer precursora
que me llevara hasta mi fin.
Un cambio, como quien
cierra una etapa,
y se entrega, después
de unos días sale
renovada,
irreconocible, liberada de un
pasado lleno de
esfuerzos y ataduras
para iniciar otra vida en forma
de mariposa.
Autora. Rosalia. R.R.
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